ya los barcos
presintieron
mi naufragio
si esperaban
que yo fuera
una gaviota
debo confesar
que el tiempo
me dejó
sin alas
las orillas
son tan verdes
y brillantes
para el ojo
que las mira
y en el aire
hay una estepa
que se allana
con mi mano
pulso el viento
y este cielo
abierto
no sería
demasiado extraño
que hoy pudiera
ser la flecha
que atraviese
esta ciudad.
Silvia Rodríguez Ares
23/11/2010
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Bañista sentada a la orilla, Picasso
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