martes, 1 de marzo de 2011

Trofeo

La muerte como premio asegurado,

como fin de las palabras,

y la mano que persiste en la escritura

trasegando los renglones con pretextos

para no atacar de lleno

-el golpe debería ser certero-

y que la lira caiga desde el cénit

desplegando su lamento

y el poeta aferre el único trofeo

que la vida prometió.


Silvia Rodríguez Ares

28/2/2011

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