No bastaron ni los pájaros ni el viento.
Envié tantos mensajes
y la lluvia no me trajo la respuesta.
¿Quién es la rosa?, preguntaba.
Hoy la hierba me lo dijo:
Una rosa es ella misma.
Una rosa es una rosa
porque no habla con extraños.
Silvia R. Ares
11/4/2013
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