jueves, 17 de junio de 2010

Ajena

Si se
quiebran
los espejos
nada
queda
de mi piel.

Tan ajena
me convierto,
tan lejana
de estos
ojos
que me
miran
de soslayo
y se pierden
en mi frente
como
manchas
desteñidas,
como
gota
indiferente
que ya
no espera
caer.

Si se
quiebran
los espejos
y mi sombra
me abandona
con tanto
vacío
adentro
sólo
puedo
ir a correr
el domingo
por el parque
para
llenarme
de algo,
para
ponerme
otro
cuerpo

y confundirme
con alguien
que me
refleje
en su sombra
y me
devuelva
la piel.

Silvia Rodríguez Ares
17/06/2010

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