adherido
a la piel
el latido
dormido
que
sangra
en las
noches
sus
gotas
de olvido
y que
no se
atreve
a estallar
con la
voz
que dé
nombre
a sus
ansias
de ser
corazón
que
palpita
y no
calla
de tanto
callar
se
marchita
la sangre
de tanto
olvidar
se
reseca
la boca
de tanto
guardar
los abrazos
los huesos
se quiebran
las manos
se aflojan
los dedos
se cae
la caricia
que
queda
adherida
a la carne
al latido
que casi
no late
quizás
lo
despierte
quizás
lo
reviva
y la
sangre
sea
sangre
que
brota
que
brama
que
sangra
otra
vez.
Silvia Rodríguez Ares
21/06/2010
a la piel
el latido
dormido
que
sangra
en las
noches
sus
gotas
de olvido
y que
no se
atreve
a estallar
con la
voz
que dé
nombre
a sus
ansias
de ser
corazón
que
palpita
y no
calla
de tanto
callar
se
marchita
la sangre
de tanto
olvidar
se
reseca
la boca
de tanto
guardar
los abrazos
los huesos
se quiebran
las manos
se aflojan
los dedos
se cae
la caricia
que
queda
adherida
a la carne
al latido
que casi
no late
quizás
lo
despierte
quizás
lo
reviva
y la
sangre
sea
sangre
que
brota
que
brama
que
sangra
otra
vez.
Silvia Rodríguez Ares
21/06/2010
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