Son los días turbios.
Salgo de mi cuerpo
confundida en la marea.
En mí gotea el pan
multiplicado
por el dios del vino.
Hacia dónde está el desierto, me pregunto.
Tanto pan
y no recuerdo si
mis manos llueven.
Hacia dónde.
Con los pies del hielo
me naufrago en risas.
Nadie escucha.
Vino en el naufragio
de palomas ebrias de mi piel.
La piel no es mía, ya se fue
junto a los ojos.
Y hacia dónde está el desierto, me pregunto.
Silvia Rodríguez Ares
18/5/2013
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