Hace tanto frío aquí.
Me faltan todos.
Extraño la jauría
de los niños azulados.
La flor que sueña
huyó.
Por suerte.
La mancha en la pared
está conmigo.
Pero no me habla.
Y extraño, sí,
más que a los lobos y a los perros,
la voz que me decía
dulce
no olvides
de cerrar los ojos
antes de morir.
Silvia R. Ares
23/7/2013
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