Se
¡Hola, amigos! Soy Silvia Rodríguez Ares. Los invito a entrar en mi mundo de poesía. Bienvenidos.
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jueves, 29 de julio de 2010
miércoles, 28 de julio de 2010
Ariadna y Asterión
Apaguemos
las miradas
del encierro
ya no hay
ojos
que nos
miran
ni tampoco
a quién
mirar
los dos
solos
nos bebemos
todo
el aire
que nos
falta
y recorremos
sin más
hilos
que las
manos
los
bordes
de un
laberinto
que se
agota
al respirar.
Eternamente
ligados,
dormiremos
enlazados
siglos
de sueño
ignorado
Sé
muy bien
que,
al despertarnos,
Teseo
me habrá
desdeñado
y esta
vez,
amado
mío,
te besaré
sin llorar.
Silvia Rodríguez Ares
28/7/2010
Derechos de Autor Reservados - 2010
del encierro
ya no hay
ojos
que nos
miran
ni tampoco
a quién
mirar
los dos
solos
nos bebemos
todo
el aire
que nos
falta
y recorremos
sin más
hilos
que las
manos
los
bordes
de un
laberinto
que se
agota
al respirar.
Eternamente
ligados,
dormiremos
enlazados
siglos
de sueño
ignorado
Sé
muy bien
que,
al despertarnos,
Teseo
me habrá
desdeñado
y esta
vez,
amado
mío,
te besaré
sin llorar.
Silvia Rodríguez Ares
28/7/2010
Derechos de Autor Reservados - 2010
Centinelas ciegos
Se nos
gastó
la noche
entre
las manos
mientras
buscábamos
en otro
cielo
la luz
de un
rayo
de cristal.
No
supimos
comprender
la oscuridad.
Y, ahora,
obnubilados
por el
resto
de los
días
que
vendrán,
velamos
sin
consuelo,
los
centinelas
ciegos
de la
inmensidad.
Silvia Rodríguez Ares
27/7/2010
gastó
la noche
entre
las manos
mientras
buscábamos
en otro
cielo
la luz
de un
rayo
de cristal.
No
supimos
comprender
la oscuridad.
Y, ahora,
obnubilados
por el
resto
de los
días
que
vendrán,
velamos
sin
consuelo,
los
centinelas
ciegos
de la
inmensidad.
Silvia Rodríguez Ares
27/7/2010
Ríe la luna
Ríe
la luna
en su
caja
de cristal.
¿Qué
mano
incierta
la
desfondará
y hará
que
llueva
el nácar
sobre
el mar?
Silvia Rodríguez Ares
27/7/2010
la luna
en su
caja
de cristal.
¿Qué
mano
incierta
la
desfondará
y hará
que
llueva
el nácar
sobre
el mar?
Silvia Rodríguez Ares
27/7/2010
lunes, 26 de julio de 2010
Cuerpos de otra piel
Compartíamos
la misma
sombra
en aquel
umbral
dorado
de los
primeros
encuentros
entre
pájaros
de otoño
y esa
planta
desmembrada
que
tejía
enredaderas
para
cubrirnos
del sol.
Nos
mirábamos
el alma
en los
ojos
de una
rama
-ella
tenía
el secreto
que
nuestras
manos
buscaban-
conocía
la tibieza
que nos
brillaba
en la
cara
y hablaba
nuestro
lenguaje
ese
rumor
afiebrado
que nos
mordía
los labios
y nos
besaba
la espalda.
Y una
tarde
de otro
invierno
nos
convertimos
en árbol
para
guardar
el abrazo
fundidos
como
sombras
de las
ramas
como
cuerpos
de otra
piel.
Silvia Rodríguez Ares
24/7/2010
sombra
en aquel
umbral
dorado
de los
primeros
encuentros
entre
pájaros
de otoño
y esa
planta
desmembrada
que
tejía
enredaderas
para
cubrirnos
del sol.
Nos
mirábamos
el alma
en los
ojos
de una
rama
-ella
tenía
el secreto
que
nuestras
manos
buscaban-
conocía
la tibieza
que nos
brillaba
en la
cara
y hablaba
nuestro
lenguaje
ese
rumor
afiebrado
que nos
mordía
los labios
y nos
besaba
la espalda.
Y una
tarde
de otro
invierno
nos
convertimos
en árbol
para
guardar
el abrazo
fundidos
como
sombras
de las
ramas
como
cuerpos
de otra
piel.
Silvia Rodríguez Ares
24/7/2010
Opresión
El viento
me aprieta
la garganta
con sus
manos
ajadas
y no
me deja
hablar.
Rugosa
opresión
de palabras
apiladas
en mi
boca
en la
puerta
cerrada
del silencio
picaporte
hacia
lo incierto
la llave
estrangulada
que gira
en falso
en mis
entrañas.
El viento
aquí
es feroz
y hoy
es
mi padre
el que
me oprime
el que
me acecha
el que
no deja
de soplar.
Silvia Rodríguez Ares
19/7/2010
la garganta
con sus
manos
ajadas
y no
me deja
hablar.
Rugosa
opresión
de palabras
apiladas
en mi
boca
en la
puerta
cerrada
del silencio
picaporte
hacia
lo incierto
la llave
estrangulada
que gira
en falso
en mis
entrañas.
El viento
aquí
es feroz
y hoy
es
mi padre
el que
me oprime
el que
me acecha
el que
no deja
de soplar.
Silvia Rodríguez Ares
19/7/2010
sábado, 17 de julio de 2010
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