La ruta peregrina
se abre en tres mitades.
Elijo la del medio y
voy despacio, tarareando una canción.
Ninguna tiene un fin
ni algún principio:
da lo mismo cuál elija y dónde vaya.
Por eso es que me gustan.
Las tres son incompletas,
como yo.
Silvia R. Ares
30/3/2013