amaine la tormenta
el pez
bajo mi techo de dos aguas.
Y yo le digo nunca
nunca cesará la lluvia
en esta tierra
tantas grietas se abren
en el aire
¿es que acaso no sabés nadar?
La tarde luce demasiado fría
para sumergirse
dentro
el pez es un amigo sabio.
Si tuviera tiempo esperaríamos
juntos
a que amaine la tormenta
a que amaine un día
a que amaine
amainará.
Silvia Rodríguez Ares
13/5/2011
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