Hay sombras que mis manos no resisten.
Aprieto mi temblor de uñas pálidas
hundidas en la sangre.
Dolor y amor se unen
en un grito incandescente.
La piel es débil, me conduelo.
Rescato la agonía de vivir.
Silvia R. Ares
24/4/2013
Saber morir cuesta la vida.
ResponderEliminarVida y muerte están unidas. Un saludo, Jorge!
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