de un pájaro
moviéndose
en mis ojos
haciéndome
chocar
contra columnas
de aire
frío
y el mar
que no responde
es otro cielo
que me ignora
los barcos
ya se fueron
con las sombras
no hay
ocaso
que reclame
mi inquietud
anidar
en la intemperie
es imposible
sin los brazos
que me amaron
en el puerto
trepida
el empedrado
caen
las hojas
secas
en la arena
lloran
desprendidas
de aquel
árbol
tosco
que las desdeñó
y mis alas
parpadeantes
se conmueven
porque
en esta orilla
toda forma
viva
tiene
el rostro
herido
y el plumaje
ciego
de la soledad
Silvia Rodríguez Ares
4/12/2010
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