Cadencia bautismal de olas
en el rito que mi vientre acuna.
Pez, en este mar que hundió tu nombre
con su altivo sueño.
Nadie cubrirá mi desamparo,
mi obstinada desnudez
de ninfa consagrada a un extranjero.
Queda en mí la madreperla
como ofrenda de algún dios impuro.
Bebo, en esta danza del olvido,
cada gota de mi furia.
Silvia R. Ares
27/3/2013
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