Que la noche no se duerma.
Que no duerma sin hablar conmigo.
Alguien que soñó en el aire
me tradujo unas palabras
y no sé dónde ponerlas.
(¿Dónde, oídos para tanto?)
Vamos, piel y boca y lengua
hasta el centro de la noche.
Tendría que entender,
tendría que escucharme,
tendría que lanzar una saeta y que mis labios digan.
Ella, la que todo oculta.
Silvia R. Ares
9/4/2013
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