sostendrá
la palma
de esta
inmensa
mano
cuando
haya
gastado
todos
mis intentos
y en el cielo
abierto
no queden
estrellas
para
suplicar
y la noche
estalle
con la furia
negra
que fui
acumulando
en cada
mirada
que dejé
dormida
sobre
el fondo
blanco
de la
eternidad?
Tal vez
por entonces
una luz
se apiade
un astro
se conmueva
y haga que
en la niebla
cabalgue
la luna
en su caballo
hambriento
para
rescatarme
de mi
oscuridad.
Silvia Rodríguez Ares
24/8/2010
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