gota
de deseo
en la
botella
las dos
copas
en los
brazos
del
hartazgo
y la
embriaguez
que se
vistió
con ropas
de segunda
mano
Lo que
brillaba
tanto
es ahora
la humareda
de un
cigarrillo
tras
otro
los ceniceros
colmados
de pretextos
sin usar
y las
paredes
se esconden
cada vez
que yo
las miro
para no
mostrarme
el hueco
del amor
que ya
no está.
Silvia Rodríguez Ares
22/8/2010
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