se doblega
dócilmente
a la mirada
se abandona
a los silencios
de la mano
se despliega
en territorios
de vacío
donde
pueden
irisarse
los efluvios
que proyecta
la visión
Cada trazo
es un gemido
del pincel
sobre la tersa
superficie
que se entrega
y se desnuda
descubriendo
formas
en su cuerpo
ilimitado
subyugado
lienzo
que sublima
las pulsiones
del placer.
Silvia Rodríguez Ares
30/8/2010
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