-febrero que se va-,
en las calles se respira
el mismo aire cansado
típico de un lunes
en cualquier ciudad.
Salgo, siempre espero
que algo cambie
al cruzar en rojo,
que se quiebre el orden,
que enloquezcan las señales
y me lleven a ese otro lado
donde todo es verde.
Allí estarán los restos del verano
que también se va.
Silvia Rodríguez Ares
28/2/2011
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