los extraños pasadizos de los ojos,
los portales de la noche,
la lámpara que apaga nombres.
De tanto en tanto alguna luz me inquieta
con su bello canto de sirenas.
Sólo miro y no recuerdo.
Reverbero en un silencio, apuro el paso
y corro tras el grito suplicante de mi oído
que no logro alcanzar.
Silvia Rodríguez Ares
1/4/2011
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