me enredé en un lazo verde.
Las magnolias que crecían
se subían por mis piernas,
con los pétalos volaba,
era dulce hasta treparse
de los postes de la luz.
Ante tanta agitación,
llegó la guardia urbana
e intervino el cielo.
La bandada era inocente,
las magnolias se entregaron.
El lazo verde era tan verde
que me delató.
Silvia Rodríguez Ares
9/4/2011
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