hasta tu puerta.
Subo entre la hiedra
de mis rayos verdes
que te tocan.
Desenvaino soles
para entrar en vos.
Traspaso tu sombra
y tu mano me aprieta.
Dentro de tu cuerpo
siento que mi flor cautiva
resplandece
y la hierba que emerge
en mi carne
crece de tu piel.
Silvia Rodríguez Ares
3/4/2011
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