y el silencio me rodeaba
con sus aguas claras.
Yo me hundía en el remanso
hasta llenar la transparencia,
sumergía mis ensueños
en la espuma de mi vida niña
y la sal -aun bajo el sol-
me protegía de los vientos.
Pero un día tanta arena
se filtró en mis ojos al caer la tarde,
el frío se adueñó de la corriente,
el tiempo dio la vuelta tras el aire,
un barco se llevó mi playa
y me dejó un rumor.
Silvia Rodríguez Ares
4/4/2011
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