en dos carriles laterales.
El camino retrocede
ante el primer desvío.
Y yo salgo,
con el viento de frente,
a correr sin mis pies.
Silvia Rodríguez Ares
27/3/2011
¡Hola, amigos! Soy Silvia Rodríguez Ares. Los invito a entrar en mi mundo de poesía. Bienvenidos.
en dos carriles laterales.
El camino retrocede
ante el primer desvío.
Y yo salgo,
con el viento de frente,
a correr sin mis pies.
Silvia Rodríguez Ares
27/3/2011
invisibles
repto por el humo
de mi propio cuerpo
ni cenizas quedan
para ser llevadas
por la brisa del otoño
la tristeza cabe
en una gota sucia
que alguien derramó
Silvia Rodríguez Ares
27/3/2011
de mi lámpara encendida.
Tu reflejo se alargaba,
mi blancura se extinguía.
Pronto, aquel relámpago
en la carne.
Y en el mismo fuego,
nuestra oscuridad.
Silvia Rodríguez Ares
24/3/2011
y la gota acaricia
la piedra.
La mano sostiene
la huella del aire
que en cada palabra
su sello impondrá.
Silvia Rodríguez Ares
24/3/2011
cierro algunas grietas.
Me distraigo con fragmentos
de los tiempos que quedaron
en mi cuerpo.
Giro y me tropiezo.
Me acompaño por caminos
de otros pies que duelen.
Cuesta pero avanzo.
Trazo recorridos
para estar en mí.
Silvia Rodríguez Ares
22/3/2011
en una tarde tibia.
Los lazos del otoño
se despliegan al azar.
En la bruma veo
un pozo de aguas claras,
una cóncava fusión
de evanescencia y barro.
Resplandece el ocre
ante el cielo emocionado
que destila oro
sobre la oquedad.
Silvia Rodríguez Ares
21/3/2011
el aire con mis manos.
El agua se despierta.
Un pájaro se baña,
aletea y canta.
Los lirios multiplican
su plumaje ralo.
Ondulan las orillas,
se estremecen los reflejos
de los sauces.
Yo me alejo y tiemblo,
mientras en el lago
vuelve la quietud.
Silvia Rodríguez Ares
21/3/2011
Así hablo yo, cobardes.
La noche que se muere
en mi regazo
llora
oscurece y llora
es más azul
con sus entrañas desgarradas
sueltas
pero cobarde y laxa
para volar
Silvia Rodríguez Ares
20/3/2011
los perfumes quedarían en el aire
sin que yo los emanara
nunca
y los roces sin mi cara.
Y cuánta extenuación del goce
sin vibrar en la frecuencia
exacta,
cuánto cáliz sin sudor
ni transparencia,
cuánta pálida pasión
por dos monedas en la fuente,
siempre el "no" en cada mirada.
Y ahora, amor,
digo palabras sueltas
con las manos hacia el cielo
y las recibe Dios.
Silvia Rodríguez Ares
19/3/2011
del fondo del pozo.
Lejos, en la casa,
brota un manantial.
El cántaro roto,
la sed en el agua
y un pez que se bebe
-de un sorbo-
mi humedad.
Silvia Rodríguez Ares
19/3/2011
de la noche pura.
Que inunde tu melena
el viento
que tu boca se apacigüe
en el rocío
que la sombra sea el abrigo
más templado
y dormirás en paz.
Silvia Rodríguez Ares
18/3/2011
y el fuego avanza.
Hacia arriba, el humo.
A los pies, cenizas.
En el medio, yo,
leyéndome al arder.
Silvia Rodríguez Ares
18/3/2011
van las almas en sus platos rotos
colmando de sopas
las grietas del hambre
en la boca de Dios.
Silvia Rodríguez Ares
18/3/2011
Cae la luna entre mis dedos.
Y yo sigo caminando
-como siempre- en mi guarida.
Trazo círculos sin centro,
giro alrededor del mundo
que se duerme, nuevamente,
sin haber dejado
en algún sitio de la red
un post que tenga etiquetado
un sueño abierto para mí.
Silvia Rodríguez Ares
18/3/2011
con los ojos llenos de raíces.
Cuestionamos cada hoja
que nos tapa la visión.
Buscamos a tientas
antiguos fulgores que en las manos
fueron oro
con la piel quemada
que roza una brizna de heno
en vuelo hacia el poniente
y crepita de ansiedad.
Silvia Rodríguez Ares
16/3/2011
se escapa de la tea.
Se suelta el humo
que ahora es largo
y ya no tiene forma.
El fuego que le daba origen
se extinguió hace tiempo.
Y no llegó a alumbrar.
Silvia Rodríguez Ares
16/3/2011
Llaves olvidadas
cierran el espacio
cuando la intemperie
se abre demasiado.
Hay una escalera
sin peldaños -bifurcada-,
una ventana hundida
y dos puertas para huir.
Silvia Rodríguez Ares
15/3/2011
El río avanza.
Un eco entre las ramas
reverdece el aire.
Esta pequeña sombra en mi guarida
espera a que amanezca.
Acaso sea la luz.
Silvia Rodríguez Ares
15/3/2011
y me deja al otro lado de la lluvia,
donde ya no soy la gota inoportuna,
donde puedo ver las flores que crecieron
cuando mis ojos sembraban colores
con espuma
en un puñado de sal.
Silvia Rodríguez Ares
14/3/2011
de la bruma puertos.
De mis ojos llueven gotas
hacia el mar.
Silvia Rodriguez Ares
12/3/2011
me estiro
eyecto la emoción
las puntas de los dedos
hacia el cielo.
Nunca rozaré
la omnipotencia de tus ojos
ni siquiera al traspasar el sol.
Silvia Rodríguez Ares
11/3/2011
soltando jirones de seda.
Los lobos comieron
las flores.
Los pastos resecos
bebieron las copas del río.
La luna se acaba de hundir
en un bote de remos.
Y las mariposas
que me precipitan al sueño
se ocultan de mí.
Silvia Rodríguez Ares
11/3/2011
hacia el centro de una torre blanca
-sin tener escudos
sin medir impactos-
kamikazes abrazaron su locura
y se estrellaron contra el cáliz de la flor.
Silvia Rodríguez Ares
11/3/2011
se hace verde en cada rama
se humedece en la madera
y cuánto más se acerca al cielo
va mutando hacia el azul
por reverberación
Silvia Rodríguez Ares
10/3/2011
me deja descubierta.
Busco un recoveco
donde confrontar
algún espejo.
Doblo a la derecha,
nunca cierro puertas
y transito jaulas
con los ojos en el pecho
y las manos que se anudan
al caer.
Silvia Rodríguez Ares
9/3/2011
silenciosa"
Joaquín Giannuzzi
La mirada rueda por la alcantarilla.
Se hace tarde para descifrar
cualquier fulgor.
Hacia abajo
voy ahondando recorridos,
un paisaje en túneles
de pavimento,
una nueva forma de perderme
en otra bruma
mientras sigue el sol.
Silvia Rodríguez Ares
9/3/2011
Gastaría madrugadas
dibujando pájaros
con tinta azul.
Colmaría fuentes
con tu nombre
y me arrojaría dentro.
Pero el sueño se abalanza
y mis brazos se estremecen
en un pozo de inquietud.
Silvia Rodríguez Ares
9/3/2011
en un libro viejo
que alguien olvidó
entre mis papeles.
En una palabra
que cayó.
El viento desordena
mis razones,
tergiversa modos
de sentir esta erosión
que crece.
Si hasta un punto gris
que se desliza,
es una transgresión.
Silvia Rodríguez Ares
8/3/2011
deja en mis zapatos
huellas tibias
y se va.
Amanecen sombras.
El calor se agrieta.
En cada resplandor
hay una ensoñación
que se calcina.
Todos hablan
de tu oscuro paso.
Pero nadie dice
que vendrás.
Silvia Rodríguez Ares
8/3/2011
permanece quieto
el barco en el que
el sueño viaja.
Noches cruzando
los mares
de una sola gota
hacia el puerto
subterráneo
de la irrealidad.
Silvia Rodríguez Ares
8/3/2011
se oscurece ante mis ojos.
Cuánta luz quisiera mi visión
para no alterar la transparencia
de la brisa que me envuelve
y que, al brillar en el silencio,
es un rumor...
Silvia Rodríguez Ares
8/3/2011
en esta piel abierta.
Redundan las colinas
y los roces.
Se posan las palomas
y las manos
sobre el punto extremo
de una flor.
Silvia Rodríguez Ares
6/3/2011
y deja pájaros golpeados
contra la ventana.
Si alguno eleva el ritmo
de su aliento,
otro tambalea y se desploma
sobre mi mano que cae.
Silvia Rodríguez Ares
6/3/2011
se vacíen de perfume
y el alba se derrame
sobre el frasco de la miel,
dejaré los platos
en todos los huecos,
abriré las puertas,
los rincones, quedará
una luz en sepia
y una aguada transparencia
de lo que se fue.
Silvia Rodríguez Ares
6/3/2011
Aún era la noche
pero el cielo estaba blanco.
Ella caminaba por el borde de una nube,
yo la contemplaba desde arriba.
Daba saltos, ella, se arremolinaba,
salpicaba demasiado mi vestido negro.
Yo soplé con fuerzas, sacudí las manchas,
disipé la bruma que la sostenía.
Fue una negligencia de mi parte
que ella se cayera tan temprano en el abismo,
sin llegar a ver que -entre los pliegues de la madrugada-
el cielo es siempre mucho más azul.
Silvia Rodríguez Ares
5/3/2011
se mira y acomoda el aire.
Los ojos que respiran con su nombre
no dejan que traspase el límite del agua.
En cada turbulencia parpadea
y, cuando la marea avanza, no se agita.
Ella sueña y se sumerge
en el fondo del mar.
Silvia Rodríguez Ares
4/3/2011
y no saber hablar.
Que todo sea un rumor
de piedras desgastadas,
un quejido aletargado
que se duerme en una rama.
Un desvanecerse
frente a cada umbral.
Y no poder entrar.
Y no grabar un nombre
en las esferas
ni marcar las huellas
en el medio del camino,
ni siquiera un epitafio
para descansar en paz.
Y dejar como legado,
solamente,
versos que dispersa el aire.
Por no saber hablar.
Silvia Rodríguez Ares
2/3/2011
y fluyen cardos.
No hay un sentimiento blando
para mi emoción.
Hago de las piedras
mi mejor poema.
Queda entre los labios
una frase muerta,
como una plegaria
de una religión
sin dios.
Silvia Rodríguez Ares
3/3/2011
y un torrente cristalino
me fluyera por los pies,
sé que nunca bebería
de mi propio cauce
-no es por falta de coraje
sino por falta de fe-.
Silvia Rodríguez Ares
1/3/2011
para que la vida
me recuerde viva
en estas letras,
y la muerte
se entretenga un rato
borrándome las huellas
en el papel.
Silvia Rodríguez Ares
1/3/2011
con la flecha en las entrañas
y la meta lejos.
Atraviesa el blanco
tu mirada.
El corazón
se parte en dos.
Silvia Rodríguez Ares
1/3/2011
Un vidrio se incrustaba
en el espacio de tus miedos
y una boca gruesa
se reía de tus ojos fríos.
Las alas que brotaron
de la sangre que escondías
te lanzaron al Infierno,
Cisne Negro,
donde fuiste Reina,
eternamente,
puro vuelo
hasta el salto final.
Silvia Rodríguez Ares
28/2/2011
como fin de las palabras,
y la mano que persiste en la escritura
trasegando los renglones con pretextos
para no atacar de lleno
-el golpe debería ser certero-
y que la lira caiga desde el cénit
desplegando su lamento
y el poeta aferre el único trofeo
que la vida prometió.
Silvia Rodríguez Ares
28/2/2011
lo que no existe"
Alejandra Pizarnik
Dice
para que en la hierba crezca
lo que ya no existe
por si acaso alguna lengua
conmoviera al ojo
y creara de la sombra
aquella flor inmaculada
y la mano transparente
que la deshojó.
Silvia Rodríguez Ares
24/2/2011
y la fiesta había empezado
tarde.
La música sonaba
en una caja de madera
y una bailarina daba vueltas
por el aire.
Yo pensé que se mareaba
y la ayudé a bajar
de sus zapatos rojos.
Ella me miró
con una mueca de payaso
el alma.
Yo le di mi flor
-esa que siempre
me gustaba tanto-
y antes de marcharme
-creo- que le sonreí.
Silvia Rodríguez Ares
25/2/2011
Sangran los cipreses
lastimados por la luz crepuscular.
Ando a paso lento
en la hojarasca ya sin huellas.
(¿Guardará el silencio
este vano recorrido
que despide sombras?)
Una voz se oculta
en la espesura,
un presentimiento
de que nada romperá
el hechizo.
Porque el aire negro crece
y no se inmuta
ante mi piel herida.
Sólo algunas gotas de rocío,
en esta noche,
se atrevieron a brillar.
Silvia Rodríguez Ares
26/2/2011
una parte de la infancia
que no tuve.
Hay muñecas bailarinas
saltimbanquis
monos relojeros
abuelitas que toman el té
y fiestas de cumpleaños.
Un gato se me acerca
ronronea
juguetea entre mis piernas
cuando quiero acariciarlo
se disuelve en una hoja de ciprés.
Levanto del suelo sus ojos celestes.
El cielo se cierra y es muy tarde.
Cuelgo mi mochila al hombro
y, esquivando cardos,
vuelvo hacia la aldea
mientras un ciervo con la cara arrugada
me lame los pies.
Silvia Rodríguez Ares
23/2/2011
-febrero que se va-,
en las calles se respira
el mismo aire cansado
típico de un lunes
en cualquier ciudad.
Salgo, siempre espero
que algo cambie
al cruzar en rojo,
que se quiebre el orden,
que enloquezcan las señales
y me lleven a ese otro lado
donde todo es verde.
Allí estarán los restos del verano
que también se va.
Silvia Rodríguez Ares
28/2/2011